
Uriah Heep son de los 70, de aquella hornada de bandas inglesas de heavy metal satánico como Black Sabbath o Rush. Ahora deben rondar los sesenta años y amigo blog, están plenamente en forma. Estos son los verdaderos músicos, los que siempre tienen la necesidad de crear, no de reeditar, o recordar, o recrear, o regrabar (re re re, vivir de los re-cuerdos).
Han sacado un discazo tremendo de heavy metal clásico en el que se dejan ver bastante claramente sus rasgos más característicos: los omnipresentes coros setenteros en falsete, el protagonismo del bajo, el exceso de uah uah en la guitarra, los intensos trozos instrumentales, y cómo no, el órgano Hammond.
“Shadow” es el tema más representativo de todo esto. El disco tiene un puñado de canciones de ritmo rápido y medio, como corresponde a un disco de heavy metal clásico, con mucha caña, mucha marcha, cambios de ritmo y un solo de órgano en “Overload” que te deja tieso. Un diez por Uriah Heep, de lo mejor del año.
Aquí tengo que puntualizar que para mí lo mejor del año no es necesariamente lo que se ha publicado este año, si no lo que ha llegado hasta mis oídos este año, siempre que sea relativamente reciente. Ésta y otras son las bases de los Premios Gómez, de los que algún día hablaré largo y tendido.
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