
El caso es que RPWL son un grupazo, y este disco en cuestión un discazo. Lo mejor son las melodías y esa manera de cantar dulce y melancólica, con una voz con mucho eco y unos coros estupendos, sobretodo en los estribillos, que en casi todas las canciones son geniales, repetitivos y pegadizos. Son melodías que transmiten sensaciones, pero lo que transmiten depende del receptor, del cuerpo en el que estén pegadas las orejas que lo escuchan.
Las canciones se alargan con partes instrumentales no demasiado complejas que hacen que en conjunto sea una música fácil de escuchar y muy agradable para los sentidos.
Es uno de esos discos en que lo mejor está al principio, los cuatro primeros cortes son realmente excelentes, pero a partir de ahí el nivel baja un poco, lo que no quiere decir que no se pueda escuchar hasta el final, ni mucho menos. Es caso es que cuando terminas de escucharlo no te cuesta nada volver a empezar desde el principio, y una vez, y otra, y otra, no muchos discos tienen esa facultad.
Discazo de RPWL, recomendado a todo el mundo.
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