Cuando Isa y yo llegamos a la sala Bikini nos quedamos perplejos. No faltaba mucho para la hora del concierto. Contándonos a nosotros dos, a un segureta y a las camareras había unas diez personas. La sala es mucho más pequeña de lo que imaginaba. Una mosca me revoloteaba detrás de la oreja (¿nos habremos equivocado? ¿seguro que Infadels van a tocar aquí?). Mirando al escenario nos dimos cuenta de que en el telón (o la tela) de fondo y en el bombo de la batería estaba escrita la palabra “Infadels”.

Dudas.
Antes de Infadels tocó un grupo que no sé ni sabré cómo se llaman.









Ya los tengo delante. ¡A dos metros!
Tenía delante al mejor grupo de 2006 dispuestos a ofrecerme su espectáculo.
Empezaron tranquilos, con dos temas ligeros, como para calentar, como introducción…
Y después empezó la caña.
Me puse a pegar botes y no paré hasta que acabó el concierto. Estuve dando palmas con los brazos en alto (madre mía qué agujetas tendré mañana, pensaba yo) siguiendo el ritmo o el contrarritmo. Y además flipaba viendo a Isa a mi lado botando igual que yo con el bolso y la chaqueta a cuestas y con el dedo fijo en el disparador de la cámara tirando fotos sin parar (hizo más de cien). Incluso en un momento le dijo a Bnann Watts (el cantante) que se estuviese quieto un momento mirando a la cámara para salir en la foto ¡Y posó!, ¡Se estuvo quieto un momento! Lo malo de estos casos es que siempre sale algún problema y la foto no sale bien, pero ahí queda la intención.
El ambiente se caldeó enseguida y se mantuvo en el punto más alto hasta el final. Bnann Watts tenía un ataque de epilepsia cada dos segundos, y el teclista dos cada segundo. El bajista y el guitarra se deschaquetaron, todos hacían coros, sudaron la gota gorda, se entregaron en cuerpo y alma, se lo pasaron bomba, y nosotros también. Tocaron impecablemente y el sonido era muy bueno. El cantante estuvo enorme, con una voz perfecta, no paró de bailar ni un momento, ¡No se estaba quieto un segundo! A veces tocaba la guitarra mientras el teclista lanzaba samples, tocaba o aporreaba la batería del buzo (no me quiero ni imaginar lo que sudaría ese hombre esa noche con el chubasquero y tocando a ese ritmo).
Repasaron sus dos estupendos discos y tocaron tres canciones que no conocía, ademas de una versión muy personalizada de “Sweet dreams” de Eurythmics.
Las ciento y pico personas que tuvimos la suerte de asistir nos lo pasamos en grande, acabamos plenamente satisfechos, no había más que ver las caras de la gente.
Virginia Díaz, de Radio 3, cuando pincha una canción de Infadels, suele decir que tienen un directo muy intenso. Es así, pero no me imaginaba que lo fuese tanto. Además el disco que presentaban está enfocado al directo, con muchos in crescendos, paradas en seco, estribillos pegadizos y repetitivos, coros a viva voz…
No entiendo por qué casi nadie los conoce, no me explico que un grupo de esta calidad sólo congregue a ciento y pico de personas en una ciudad como Barcelona. Si es que ni siquiera hace falta conocer las canciones para pasarlo bien en un concierto de ellos. Aunque por mí mucho mejor. Yo encantado de que sigan viniendo a Barcelona y tocando en una sala así, donde la cercanía te hace vivirlo todo multiplicado por mil, el que te miren directamente, pero no al público, si no persona por persona, ver el sudor, las babillas que saltan cuando cantan, sentirlos, que te sientan a ti, sin vallas ni seguretas, completamente a tu alcance, sin empujones, con espacio suficiente para moverte a tus anchas sin molestar a nadie. Se comportaron con humildad, agradeciendo a la gente su entrega y entregándose totalmente, hubo una conexión total, fue un concierto divertidísimo, esa es la palabra, divertidísimo.
Un pedazo de diez, caballeros, por el concierto y por todo, espero que sigáis poniendo a Barcelona en la lista de vuestras giras, aunque vaya poca gente a veros, tened por seguro que por lo menos dos personas irán sin falta, Isa y yo.
Por gentileza de Isa se puede ver desde aquí una presentación con música de las mejores fotos del concierto que recomiendo ver ENCARECIDAMENTE. Se puede observar cómo va subiendo de tono y se va caldeando el ambiente.
Casi al final del concierto el careto me había cambiado bastante:

