En 2005 (el año en que el cielo entreabrió sus puertas) y 2006 (el año en el que las abrió de par en par) descubrí muchísimos grupos de pop, de rock, de pop-rock, de rock-pop, de rojcopó, de pocorró, de racapú, de rucupá, cataplín, cataplán, catapón chimpón, y otros estilos parecidos. Muchos de ellos publicaron discos alucinantes, como Franz Ferdinand, Goldfrapp, Wolfmother, The Subways, Rinocerose, Ladytron, Robocop Kraus, The Sounds, Infadels, Casei de Ser Sexy, Muse, Arctic Monkeys, Evanescence, Juliette and the Licks, etcétera, etcétera, etcétera (curiosa palabra), y Morningwood.
Después de un tiempecillo muchos de ellos han vuelto a sacar disco, y no sé si soy yo, que actualmente me dedico más a otros estilos más complejos, o son ellos, pero muy pocos han estado a la altura de entonces. De los citados se salvan tres, eso sí, con muy buena nota. Son Infadels, Rinocerose y... Morningwood.
Dicen las malas lenguas que un día, Chantal Claret (la increíble voz de Morningwood) fue a una boda y se puso a cantar, a alguien le gustó y de ahí surgió el grupo. Bonita historia.
Mornigwood son la definición de lo que llamo “música llena de frescura”. Hacen rock, o pop, o punk, o lo que sea, da igual. Y según dicen su música está orientada a un público adolescente, también da igual. El caso es que entre los potentes guitarreos, el ritmo y la marcha (a veces desenfrenada), las originales melodías y sobretodo la poderosa voz de Chantal, es muy difícil que este grupo edite algo que no me guste. Muy faltos de inspiración deberían estar para que eso pasase. “Diamonds and studs” es un discazo, no tan bueno como el primero, de título homónimo, pero un discazo igualmente. Lo recomiendo a quien se sienta aburrido y quien tenga ganas de pasar un rato díver escuchando música. O bailándola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario