Sugerente título, sobretodo para el que haya leído el artículo que escribí sobre Van Halen. Pues voy a decir unas cuantas cosas, y tienen muy poco que ver con lo que esperaba, Dave Lee Roth me ha sorprendido muchísimo. Después de escuchar la discografía de Van Halen y escribir el artículo acabé pelín saturado, pero dejarlo ahí obviando el camino en solitario que ha recorrido una de sus dos estrellas sería como un trabajo a medias. Así que después de sufrir los discos de Van Halen y tomarme un merecido descanso inicié mi andadura por la discografía de DLR en solitario.
Recuerdo el instante anterior a escuchar el primer disco. El lado oscuro de mi pluma digital se frotaba las manos con ansia y deseo. -¡Te voy a destrozar! ¡JA JA JA!!! –rezaba entre dientes con una maliciosa sonrisa. Y con razón. De DLR en solitario sólo había escuchado la del gigoló. El día que la escuché me encantó, es una magnífica versión, pero... ¿para esto dejó Van Halen? ¿Para hacer realidad su sueño de ser una estrella del Music Hall? Mi interés por DLR desapareció por completo.
Error amigo, error.
Siempre pensé que la facción pop de Van Halen era DLR. Sus pintas, sus poses, sus grititos y su estilo me habían llevado a estar convencido de ello, simplemente por deducción, sin consultarlo en ningún sitio. Error. Supongo qe llegué a esa conclusión simplista por mi simpatía por Eddie Van Halen. La decucción es bien sencilla:
Eddie me cae bien: hace rock seguro.
Dave me cae normalillo: hace pop seguro.
Hala. Fácil, ¿verdad? Demasiado. el margen de error es ridículamente grande.
La facción rockera de Van Halen es indudablemente Dave Lee Roth. Después de escuchar todos sus discos me he dado cuenta. Dave es un rockero de los pies a la cabeza, lo lleva en la sangre y lo demuestra en cada canción. Sus coqueteos con el music hall y el pop no son más que anecdóticos. Lo suyo es el heavy rock con algo de heavy metal; pero su gracia reside en combinar esos estilos potentes con aires más clásicos. El blues, el rock and roll, el soul y el rhythm and blues están presentes en todos sus discos.
Siempre se ha hecho acompañar por rutilantes estrellas, como por ejemplo Steve Vai, y sus discos son todos entretenidísimos de escuchar, con mucho brío y sobretodo mucho ritmo. Me han gustado todos. Todos. A pesar de que en los dos últimos tiene la voz ya un poco cascadilla a ninguno de ellos le falta nada. Destacaría “A lil’ ain’t enough” (1991), un disco (como todos los suyos pero quizás éste el que más) con música fresca y desenfadada, con buen rollo y marcha a raudales.
He redescubierto a un músico que “conocía” de toda la vida y me ha dejado pasmado. Es mejor pronto que tarde, pero también es verdad que es mejor tarde que nunca.
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