Como ya he dicho en una entrada anterior no me lo podía creer. Pero era verdad. Pues nada, ese día plegué un poco antes, me subí al coche y pa Vilafranca. Después de comerme un bocata en la terraza de un bar remojado con un excelente vino del lugar (era peleón pero lo encontré buenísimo)... me comí un bikini remojado con otra copa de ese buen vino. En esta plaza estaba ese bar.Bien cenado me fui para la plaza Jaume I para ir cogiendo sitio. Había muchas sillas delante del escenario a las que se podía acceder si se compraba un tiquet de degustación de vinos del Penedés que valía 7 euros. No lo compré por dos razones, una porque después tenía que conducir, y otra porque no me apetecía estar sentado viendo un concierto de música tan rítmica. La experiencia de ver a Michel Camilo sentado sin poder seguir el ritmo con todo el cuerpo por no molestar al de al lado me hizo decidirme por pillar un buen sitio justo detrás de la mesa de mezclas para poder bailar a gusto e ir aporreando la pobre valla que tenía delante al ritmo de la batería y el bajo.
Spyro Gyra son buenísimos, tanto como grupo como individualmente. El concierto fue más o menos como esperaba. Hubo algún momento tranquilito pero casi todo el rato fue un derroche de ritmo y virtuosismo deslumbrante. El más movidito fue Jay Beckenstein, el saxo. Hay que tener en cuenta que Spyro Gyra llevan sacando discos desde los 70, con lo que se les adivina una edad que para nada se les nota. Disfruté de lo lindo viendo cómo Scott Ambush (bajo) se medía en un duelo con Beckenstein y en otro con Julio Fernández (guitarra), y éste con Beckenstein. Boney Bonaparte, que es un negrata enorme, se marcó un solo de batería cantando al mismo tiempo que hizo levantarse a todos de sus asientos. Hicieron un pequeñito homenaje a Michael Jackson tocando unas breves notas de Billie Jean. Beckenstein agarró un saxo con una mano y un clarinete con la otra y ¡los tocó los dos a la vez!, cada uno en una tonalidad diferente, sonaba de fábula.
Tocaron cuatro o cinco temas de su último disco “Down the wire” que escuché durante el viaje con mucha atención, pero claro, no las tocaron como en el disco, es lo que tiene el jazz, se explayaron en vacileos instrumentales y rítmicos de una calidad extraordinaria.
Cuando me refiero a Spyro Gyra siempre aparece varias veces la palabra “ritmo”, soy consciente de que me hago repetitivo, pero es que es su característica fundamental. No hace falta hacer música cañera o rápida para que sea rítmica, el ritmo es mucho más que eso.
El entorno, el sonido, el ambiente, la música, todo fue perfecto, un conciertazo de un grupo de los mejores de siempre.
Un diez para Spyro Gyra, que por cierto, se dirigieron al público en todo momento en español, todo un detalle.
La única manera de expandir los conocimientos sobre música, es escuchándola.
Este blog es de opinión, no informativo. Las opiniones suelen ser positivas, pero no siempre.
Si quieres, échale un vistazo a las etiquetas a ver si encuentras algo que te interese y contrastamos puntos de vista.
05 julio 2009
Kirwan Brown – “Cool grooves” (1996)
Siempre he presumido de ser de los que se fijan en el bajo cuando escuchan música. Tenía una serie de bajistas preferidos, de los que no voy a hablar para evitar compararlos con los que lo son ahora.
Alucinaba cuando un bajista no se limitaba a hacer lo mismo que la guitarra rítmica sólo para darle más fuerza al sonido. La verdad es que durante mucho tiempo me he dedicado a escuchar estilos de música en los que el bajo tiene muy poco protagonismo. Esto no pasa en el jazz y el rock progresivo.
Mi vida cambió cuando escuché por primera vez “Free” de Marcus Miller. Me dejó con la boca abierta. De hecho estuve con la boca abierta más de una semana, con lo que ronco. Se me salía de la boca lo que comía y bebía. Durante toda esa semana intenté imaginar la forma de mover las manos de Marcus Miller cuando toca el bajo, lo que me hacía estar todo el día con la mirada perdida. Me chocaba con las farolas, con la gente, le hablaba a las palomas...
Cuando la recuperé (la mirada) me di cuenta de que había descubierto que el bajo también puede ser un instrumento solista, pero para ello es necesario tocar con mucha maestría, como Marcus Miller.
Al poco tiempo descubrí a Spyro Gyra y su bajista Scott Ambush, a Alex Al, colaborador con Eric Darius en su disco “Just getting started”, a Jonas Reingold, bajista de The Flower Kings, que muestra todo su poderío en el disco de su propia banda Karmakanik.
Y ahora he descubierto a Kirwan Brown.
Es algo realmente increíble. En este disco, que yo sepa el único en solitario, además de demostrar un virtuosismo fuera de toda medida ha sido capaz de crear melodías agradables y canciones entretenidas. Generalmente aparecen dos bajos, uno hace la base rítmica con un sonido duro y seco y otro hace la melodía con un sonido mucho más suave y dulce.
Este disco es de 1996. Por él recibió múltiples premios incluyendo los más prestigiosos, pero desde entoces no ha vuelto a grabar nada en solitario que yo sepa (¡cómo me gustaría equivocarme!).
Su música es relativamente fácil de escuchar, por eso no lo recomiendo sólo a los amantes del instrumento, si no a cualquiera que le gusten los ritmos suaves aderezados con una enorme dosis de virtuosismo técnico. Pero cuidado, que no se entienda aquí que Kirwan Brown es de los que se dedica a tocar mil notas por segundo, no es así, él se luce de otras muchas maneras. Todo un placer descubrirlo.
Alucinaba cuando un bajista no se limitaba a hacer lo mismo que la guitarra rítmica sólo para darle más fuerza al sonido. La verdad es que durante mucho tiempo me he dedicado a escuchar estilos de música en los que el bajo tiene muy poco protagonismo. Esto no pasa en el jazz y el rock progresivo.
Mi vida cambió cuando escuché por primera vez “Free” de Marcus Miller. Me dejó con la boca abierta. De hecho estuve con la boca abierta más de una semana, con lo que ronco. Se me salía de la boca lo que comía y bebía. Durante toda esa semana intenté imaginar la forma de mover las manos de Marcus Miller cuando toca el bajo, lo que me hacía estar todo el día con la mirada perdida. Me chocaba con las farolas, con la gente, le hablaba a las palomas...
Cuando la recuperé (la mirada) me di cuenta de que había descubierto que el bajo también puede ser un instrumento solista, pero para ello es necesario tocar con mucha maestría, como Marcus Miller.
Al poco tiempo descubrí a Spyro Gyra y su bajista Scott Ambush, a Alex Al, colaborador con Eric Darius en su disco “Just getting started”, a Jonas Reingold, bajista de The Flower Kings, que muestra todo su poderío en el disco de su propia banda Karmakanik.
Y ahora he descubierto a Kirwan Brown.
Es algo realmente increíble. En este disco, que yo sepa el único en solitario, además de demostrar un virtuosismo fuera de toda medida ha sido capaz de crear melodías agradables y canciones entretenidas. Generalmente aparecen dos bajos, uno hace la base rítmica con un sonido duro y seco y otro hace la melodía con un sonido mucho más suave y dulce.
Este disco es de 1996. Por él recibió múltiples premios incluyendo los más prestigiosos, pero desde entoces no ha vuelto a grabar nada en solitario que yo sepa (¡cómo me gustaría equivocarme!).
Su música es relativamente fácil de escuchar, por eso no lo recomiendo sólo a los amantes del instrumento, si no a cualquiera que le gusten los ritmos suaves aderezados con una enorme dosis de virtuosismo técnico. Pero cuidado, que no se entienda aquí que Kirwan Brown es de los que se dedica a tocar mil notas por segundo, no es así, él se luce de otras muchas maneras. Todo un placer descubrirlo.
Spyro Gyra – “Down the wire” (2009)
Otro discazo de Spyro Gyra.
Son geniales.
El disco empieza con un vacileo del bajista Scott Ambush que se extiende a toda la canción. ¡Qué pedazo de bajista!
Le sigue otro tema que empieza suavecito con un melodía exquisita (este adjetivo es ideal para toda la música de Spyro Gyra) y se va animando, se va animando...
Hay piezas tranquilas y animosas, éstas muy rítmicas, en las que el aire latino se deja ver más que en el trabajo anterior.
Destacaría, a parte de Scott Ambush, a Jay Beckenstein, saxo, también impresionante.
Spyro Gyra hacen un jazz fusionado agradable y fácil de escuchar, no por ello menos valioso técnicamente hablando. Supongo que combinar las dos cosas debe ser de lo más difícil.
Recomendado a todo el que presuma de tener buen gusto musical.
Nota: ¡Quién me iba a decir a mí que el mismo día que escribí esta entrada en mi libretilla me enteraría de que al día siguiente tocaban en Vilafranca de Penedés! ¡Y gratis! ¡El corazón casi se me sale! Durante media hora no podía parar de repetir: ¡NO ME LO PUEDO CREER!
Son geniales.
El disco empieza con un vacileo del bajista Scott Ambush que se extiende a toda la canción. ¡Qué pedazo de bajista!
Le sigue otro tema que empieza suavecito con un melodía exquisita (este adjetivo es ideal para toda la música de Spyro Gyra) y se va animando, se va animando...
Hay piezas tranquilas y animosas, éstas muy rítmicas, en las que el aire latino se deja ver más que en el trabajo anterior.
Destacaría, a parte de Scott Ambush, a Jay Beckenstein, saxo, también impresionante.
Spyro Gyra hacen un jazz fusionado agradable y fácil de escuchar, no por ello menos valioso técnicamente hablando. Supongo que combinar las dos cosas debe ser de lo más difícil.
Recomendado a todo el que presuma de tener buen gusto musical.
Nota: ¡Quién me iba a decir a mí que el mismo día que escribí esta entrada en mi libretilla me enteraría de que al día siguiente tocaban en Vilafranca de Penedés! ¡Y gratis! ¡El corazón casi se me sale! Durante media hora no podía parar de repetir: ¡NO ME LO PUEDO CREER!
Nils – “Up close and personal” (2009)
Chickenfoot – “Chickenfoot” (2009)
Joe Satriani se ha juntado con Sammy Hagar para hacer un entretenido disco de heavy rock ochentero.
Ni que decir tiene que Satriani es lo mejor del disco.
Todavía no he colgado ninguna entrada sobre él. Ya va tocando. Pero de momento no me voy a explayar con lo que ha significado y significa para mí el maestro Satriani.
Sin ser ninguna joya el disco está muy bien, tiene fuerza y ritmo, y buen sonido.
Siempre es un placer escuchar nuevos trabajos de Satriani, aunque esta vez no acapare todo el protagonismo. Un saludo Satch, eres el mejor músico del planeta.
Recomendado para los heavys que llevan la música en el corazón y en las venas, que son muchos.
Ni que decir tiene que Satriani es lo mejor del disco.
Todavía no he colgado ninguna entrada sobre él. Ya va tocando. Pero de momento no me voy a explayar con lo que ha significado y significa para mí el maestro Satriani.
Sin ser ninguna joya el disco está muy bien, tiene fuerza y ritmo, y buen sonido.
Siempre es un placer escuchar nuevos trabajos de Satriani, aunque esta vez no acapare todo el protagonismo. Un saludo Satch, eres el mejor músico del planeta.
Recomendado para los heavys que llevan la música en el corazón y en las venas, que son muchos.
Interpose+ - "Interpose+" (2005)
Rock progresivo japonés.
Del bueno.
Con chica cantante. Se llama Sayuri Aruga.
¡Y canta en japonés!
Se agradece de verdad. En según qué momentos es inevitable evocar imágenes como ésta:
Tienen la mayoría de ingredientes del progresivo actual, buenos músicos, composiciones largas de estructuras complejas, compases de todo tipo y cambiantes, instrumentos alternativos como el violín o la flauta, algún toquecillo medieval...
En el disco hay un temazo, “Dayflower”, con una melodía exquisita donde Sayuri se luce con su linda voz, aunque se le vaya un poco.
Se notan los recursos limitados de que disponían en 2005, espero que en su nuevo disco no sea así.
Excelente disco recomendado a los amantes del género y a aquellos que no se sientan ridículos llevando una máscara de Darth Vader por la calle.
Es broma.
En ocasiones es bastante difícil de escuchar, abstenerse los incondicionales de 4x4.
Del bueno.
Con chica cantante. Se llama Sayuri Aruga.
¡Y canta en japonés!
Se agradece de verdad. En según qué momentos es inevitable evocar imágenes como ésta:
Tienen la mayoría de ingredientes del progresivo actual, buenos músicos, composiciones largas de estructuras complejas, compases de todo tipo y cambiantes, instrumentos alternativos como el violín o la flauta, algún toquecillo medieval...
En el disco hay un temazo, “Dayflower”, con una melodía exquisita donde Sayuri se luce con su linda voz, aunque se le vaya un poco.
Se notan los recursos limitados de que disponían en 2005, espero que en su nuevo disco no sea así.
Excelente disco recomendado a los amantes del género y a aquellos que no se sientan ridículos llevando una máscara de Darth Vader por la calle.
Es broma.
En ocasiones es bastante difícil de escuchar, abstenerse los incondicionales de 4x4.
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