Este blog es de opinión, no informativo. Las opiniones suelen ser positivas, pero no siempre.

Si quieres, échale un vistazo a las etiquetas a ver si encuentras algo que te interese y contrastamos puntos de vista.

17 febrero 2009

Laleh – "Me and Simon" (2009)

¡Ay Laleh! (suspiro).
¡Ay Laleh! (otro suspiro).
¿Qué te debería pasar en 2006 cuando publicaste “Prinsessor” para cantar de esa manera tan apasionada?
Sin duda estabas en un momento muy intenso de tu vida, no sé si bueno o malo, pero intenso seguro.
Me da la sensación de que ahora estás mucho más relajada. Tanto que tu disco te ha salido bastante insulso, bonita.
Te voy a decir una cosa, por supuesto sin ánimo de ofender. El estilo de tu música no está precisamente entre mis preferencias. Entonces es lógico que te preguntes por qué ganaste ese montón de premios el año pasado. Te lo diré.
Por tu manera de cantar.
En “Prinsessor” cantaste desde lo más profundo de tu alma, y el resultado fue un buen puñado de canciones maravillosas que me llegaron hasta lo más hondo. He escuchado tu disco un millón de veces, y lo escucharé muchos millones más, pues es uno de los mejores discos que ha pasado por mis oídos. Cuando te quiera oír pondré “Prinsessor”, no tu nuevo disco “Me and Simon”.
Eres una cantante extraordinaria, tienes cientos de registros vocales diferentes, una voz muy especial y una técnica prodigiosa. Pero eso no es suficiente para hacer un buen disco.
Mientras espero tu próximo disco iré escuchando “Prinsessor”.

Franz Ferdinand – "Tonight" (2009)

El esperadísimo disco de Franz Ferdinand no le llega ni a la suela de los zapatos al anterior, el genial “You could have it so much better”.
Tiene dos o tres cosillas que están muy bien, pero el resto entra por un oído y sale por el otro sin producir efecto alguno.
Bueno, las dos últimas del disco sí que producen un efecto: sueño. Son dos bodrios insufribles que se podían haber quedado en la papelera de reciclaje más cercana. Supongo que el contrato obligaba a doce canciones, pues ahí las tienes.
Pero tiene cosas buenas. Las canciones que valen la pena tienen mucho ritmo y Alex Capranos está estupendo, es un cantante cojonudo.
A parte de esto, aunque le hayan metido más electrónica, suena más rockero que el anterior. Pero no sirve de mucho.
Franz Ferdinand fue el mejor grupo de 2005 y con razón. Los cuatro años que han tardado para sacar el disco no les han servido para ser uno de los mejores de 2009.

Karmakanic – “Who’s the boss in the factory” (2ª parte)

Esto viene de aquí.Llegó el momento de empezar a hablar del disco de Karmakanic “Who’s the boss in the factory” (¿Andestal jefe, neng?), el mejor disco del siglo.
Lo haremos por partes, porque esto va a ser largo. Y, aviso, un poco plasta.
Karmakanic es un grupo sueco (¿qué te dije de los músicos suecos?) de rock progresivo. El jefe, the boss, es el bajista Jonas Reingold. Éste trabaja en varios proyectos paralelos como The Tangent o The Flowers Kings. De los dos grupos he escuchado algo pero no me ha gustado lo suficiente.
Se dedica al rock progresivo.
¿Que qué es el rock progresivo?
Ya estamos con lo de los estilos.
Pues bien, que yo sepa, el rock progresivo es un tipo de música que tiene las siguientes cualidades:
1. La estructura de las canciones es compleja, no se limita a la típica estructura de una canción de rock o de pop como puede ser estrofa/estrofa/estribillo/estrofa/estribillo/punteo/estribillo/estribillo, por ejemplo.
2. Los compases no tienen por qué ser el típico 4x4, puede haber compases muy complejos de 5, 7, 9, o incluso 13 tiempos, y durante una canción el tipo de compás puede variar tantas veces como le dé la gana al compositor. Recalco lo de compositor, porque para hacer música así hay que ser músico de verdad, esto no es para aficionados.
El progresivo está de moda en ciertos círculos, por lo que meter en las canciones algún compás raro puede resultar muy efectivo para sumarse a la onda. Pero, según lo que he podido escuchar, hay grupos que lo fuerzan, es decir, componen en 4x4 como todo el mundo y después le quitan el último tiempo a uno de cada dos compases con el resultado final de un bonito compás de 7 tiempos. Si se hace así la música parece artificial, da la sensación de que le falte algo, es incompleta, no es divertido seguir el ritmo marcándolo con chasqueos de dedos. Karmakanik, o Yes, los reyes indiscutibles del género, componen en ese tipo de compases directamente, sin traducir, y el resultado es una música fluida, sin cortes.
¡Ojo! No quiero dármelas de listillo, lo que escribo aquí sólo son deducciones personales de un pagano, cualquiera que sepa algo de música puede corregir lo que quiera, estoy deseoso de aprender.
Sigo.
Un compás de 7 tiempos, si está bien hecho, le da a la música un aire frenético, de inmediatez, de imprevisibilidad, de que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa. Pero eso no quiere decir que el tempo de la canción tenga que ser necesariamente alto, basta con comparar el ritmo de las dos primeras canciones de “Who’s the boss in the factory”. Al principio cuesta cogerlo pero cuando se consigue, el seguir el ritmo de una canción así es de lo más divertido que hay, no es un simple acto mecánico como el que baila en una discoteca, es como si... a ver... como si fueses acertando a cada momento el instante exacto en el que el batería va a tocar el bombo o la caja.
tu PA tu PA tu PA tu tu PA tu PA tu PA tu tu PA tu PA tu PA... siendo “tu” el bombo y “PA” la caja.
Vaya manera más estúpida de explicar lo que es un compás de 7 tiempos.
En fin.
Y 3. Una buena canción de rock progresivo tiene que tener una minutada considerable. Los temas de 3 ó 4 minutos no se estilan demasiado. En el disco de Karmakanik hay 6 canciones, de 19, 13, 10, 6, y 5 minutos, y un solo de piano de 2 minutos.
Aquí vuelvo a lo de antes. Una canción de 20 minutos es una obra completa, con una introducción, un desarrollo y un desenlace. Hay grupos que fuerzan la duración de las canciones añadiendo trozos que no vienen a cuento, solos interminables o repitiendo mil veces algo. Con eso sólo se consigue que la música sea tediosa y que estés deseando que se acabe de una vez esa maldita canción.
Con Karmakanic no pasa eso. La pieza de 19 minutos, “Send a message from the heart”, es una auténtica obra maestra. Pasa por diferentes tipos de ambiente, utiliza compases distintos, los músicos se lucen sin excesivos virtuosismos, las partes están muy bien enlazadas y no se explayan en desarrollos instrumentales larguísimos. Y lo más increíble es que cuando acaba piensas: ¿Ya está, ya se ha acabado? Repito, dura 19 minutos y medio.
Lo mismo podría decir de “The Gates of Delirium”, canción de Yes de sugerente título de 22 minutos que es la más perfecta obra de arte que se ha hecho jamás, y de la que aún hoy en día no he tenido cojones a adivinar qué clase de compases utilizan. ¿Demasiada complejidad? Puede ser, pero a mí me gusta.
Para hacer rock progresivo del bueno es imprescindible ser un gran músico. No sólo ser un virtuoso del instrumento. Lo realmente difícil es crear obras como las de este disco y tocarlas con plena sincronización.
El disco tiene 6 piezas, de las cuales las 3 primeras son obras maestras.
¡Ojo! Esto no es retórica, aquí no exagero ni un ápice.
Las 3 son muy diferentes. Me resulta imposible decidir cuál me gusta más, simplemente la que más me gusta es la que estoy escuchando en ese momento.
¡Qué discazo, Dios mío! Esto es para disfrutar de verdad, para cerrar los ojos y apretar los puños mientras se escucha.
¡Qué músicos!
¡Qué sonido!
¡Qué todo!
Hay un estúpido probervio chino que dice: “Ya no se hace música como la de antes”.
Mentira.
“Who’s the boss in the factory” es de un estilo de música que se hizo principalmente en los 70. De hecho, la influencia de Yes es evidente, lo que, por cierto, me satisface mucho. Pero eso no quiere decir que hoy en día no se haga música así. Existen grupos como Kaipa (Suecia, siempre Suecia), Unitopia (Australia), Pallas (Escocia), o, en una onda diferente, Dream Theater (USA), los geniales Dream Theater, o Ayreon (Holanda), que hacen progresivo en todos los rincones del planeta.
Hay otro proverbio chino mucho más acertado que dice: “Hoy en día se hace música buenísima en todos los estilos posibles”.
La manera de disfrutar al 100 por 100 de las canciones de este disco es un poco exigente. No es música para escuchar de fondo, ni en un garito mientras charlas. Para aprovechar en pleno toda su calidad se ha de prestar la máxima atención posible, si se puede con los ojos cerrados y siguiendo o intentando seguir el ritmo de alguna manera.
Al principio cuesta, es difícil de escuchar. Se ha de pasar el disco un buen número de veces para empezar a disfrutarlo a tope. Cada vez que se escucha es mejor que la anterior, cada vez. A partir de cierto número de escuchas el vello se empieza a erizar y expresiones como “Buahhh”, “Qué pasada” o “No veas qué flipe” se suceden una tras otra casi sin interrupción. Al menos en los 3 primeros temas.
Aquí tengo que hacer un apunte.
Al principio lo intuí tan bueno que decidí compararlo con “The Yes Album”.
Efectivamente, es un disco de Yes.
Concretamente el tercero, de 1971, un año antes que “Made in Japan” de Deep Purple.
Por bueno que sea cualquier disco no hay comparación posible. Creo que puedo decir que “The Yes Album” es para mí el mejor disco de La Historia, y comparar cualquier otro con él es ridículo. Mira si es bueno que durante mucho tiempo di por supuesto que era una recopilación de lo mejor del grupo en 8 ó 10 años. Cuando descubrí que no era así me quedé de piedra.
Entonces pensé: Este disco de Karmakanic no es tan bueno.
Error.
Con esa premisa tan prejuiciosa (¿esta palabra existe?) te pierdes en la melancolía y el aburrimiento, y te niegas muchos placeres. Y es cuando, sin darte ni cuenta, el 90% de las ideas que salen de tu cabeza van precedidas de la horrenda coletilla “En mis tiempos...”
Cuando salió “The Yes Album” al mercado yo tenía 3 años. Y ya eran mis tiempos.
“Who’s the boss in the factory” salió el año pasado. Y éstos también son mis tiempos. Al fin y al cabo estoy vivo, que no es poco.
Como me ha gustado esto.
Bueno, de momento creo que ya es suficiente, no quiero hacerme pesado.
¿Cómo dice? ¿Que desde hace rato esto no hay quien lo aguante?
Lo avisé.
Bueno, aquí acaba esta entrada, pero habrá más. Mi intención es hacer un estudio exhaustivo de la primera y la tercera canción, o sea, ir contanto segundo a segundo lo que va sudeciendo mientras se desarrolla cada tema. Es algo que tengo ganas de hacer hace tiempo y el blog es la excusa perfecta.

03 febrero 2009

Motörhead – “Motörizer” (2008)

Tras escuchar durante el año pasado a muchos cantantes de los que no sabía nada desde hacía mucho he podido comprobar que pocos se mantienen en plena forma.
Klaus Meine (Scorpions) es uno de esos pocos.
Otros, como Peter Byford (Saxon) , mantienen la honrilla.
Y los hay que están desahuciados por completo. No voy a volver a nombrar aquí a los mismos de siempre.
Lemmy (Motorhead) es un caso aparte.
Lemmy no es que tenga la voz jodida.
No.
Lo suyo es de nacimiento.
Lemmy no nació por un empujón de su madre en el momento del parto.
No.
Simplemente soltó el embrague de su Harley de golpe al tiempo que retorcía con su mano derecha la empuñadura del manillar al máximo para dotar de toda la potencia a la rueda trasera que en ese momento empezó a echar humo alentada por los 4 tubos de escape cromados que vomitaban fuego como un dragón de 4 cabezas enloquecido.
(¡Toma ya, neng!)
Lemmy cuando nació ya tenía bigote y una sucia y lisa melena negra que le llegaba hasta la cintura, y vestía de negro, y cantaba exactamente como canta en este nuevo disco, “Motorizer”, que es Motorhead en estado puro.
Ni más ni menos.
Ni menos ni más.
El que no le guste Motorhead que se abstenga.
A mí me gusta. Tienen una marcha que no veas.

02 febrero 2009

Karmakanic – “Who’s the boss in the factory” (2008)

Antes de empezar a hablar de este disco prefiero escucharlo con mucha atención unas cuantas veces más.
Eso sí, un pequeño apunte: Es, sin duda alguna, el mejor disco del siglo.
No exagero.

Esto sigue por aquí.

Radio 3

Me encanta Radio 3.

180 grados.
Discópolis.
La Libélula.
Hoy empieza todo.
Siglo 21.
Como lo oyes.
El Ambigú...

Me encanta Radio 3.

Virginia díaz.
Juan Suárez.
José Miguel López
Virginia Díaz.
Diego Manrique.
Tomás Fernando Flores.
Pilar Arzak.
Virginia Díaz...

Es que Radio 3 me encanta.

Alcohol Jazz – "Persecución imparable" (2007)

Alcohol Jazz es una banda madrileña de funky-jazz instrumental que tienen un ritmo que te cagas.
Molan un huevo.
El disco suena muy redondo, a pesar de haber sido grabado en unos estudios con evidentes limitaciones.
Sin ser grandes instrumentistas consiguen un sonido de conjunto muy compacto. La sección de metales suena como un solo instrumento, la guitarra eléctrica se mantiene en un casi constante rasqueo con uah uah que da a la música aire de peli policíaca de los 70, rollo Starsky y Hutch (Ettanihá, como se dice en mi barrio).
Es un disco por completo instrumental, o casi. En cierto tema se oye la frase “Wellcome to Radio Katmandú” y en otro se repite varias veces la frase “Bebemos y fumanos y no nos colocamos”.
Ahí queda eso.
Con el ritmo que tienen, su actitud marcadamente punk y el mogollón de gente que son, se les adivina un directo divertidísimo.
Celebro que se haga música así en España.
Alcohol Jazz...
...estáis nominados.

Judas Priest – "Nostradamus" (2008)

El nuevo disco de los míticos Judas Priest, la banda de heavy metal por excelencia (en su día se vendían cintas de loh Juda y loh Maiden a doscienta en el mercadillo) es un doble CD.
Es larguísimo.
Los aproximadamente 100 minutos (¡100 minutos!) que dura tienen exactamente el mismo tono, y además, las canciones están entrelazadas, con lo que no hay cortes entre ellas, por tanto tenemos dos temas de 50 minutos cada uno.
El rollo gótico, los coros grandiosos y el exceso de electrónica hace que sea demasiado solemne y empalagoso.
El disco está muy pero que muy currao, pero no quita que sea muy monótono y se haga larguísimo.
Rob Halford, cantante, mantiene la honrilla no sin mucho esfuerzo pues ya no es el que era, lo que es perfectamente comprensible. Halford fue el mejor agudista del planeta en tiempos en que cantar bien significaba hacer agudos lo más altos y potentes posible. Al menos puede cantar, no como Axel Rose o James Hetfield.
Recomendado únicamente para incondicionales, que alguno debe quedar por ahí.

Nickelback – “Dark horse” (2008)


Posiblemente la clave del éxito de Nickelback radique en saber combinar a la perfección canciones con un sonido superpotente y limpio, amelódicas y a veces con toques rockanroleros; efectivas melodías pop bailables con un sonido más orientado a la radiodifusión; y baladitas monísimas capaces de enternecer a cualquiera.
O quizás ese éxito sea porque su cantante, Chad Kroeger, alma mater del grupo, tiene un vozarrón fuera de serie que se sabe adaptar a esos cambios de sonido como nadie. Para apreciar bien la calidad como cantante de Chad Kroeger es preciso fijarse bien en lo siguiente. Al cantar raspa la voz, como James Hetfield, de Metallica, y da la sensación de que se haga daño en la garganta. Pero ¡ojo!, no la raspa siempre como Hetfield, si no que escoge con mucho cuidado y nunca por casualidad los momentos en que cambia de voz lisa a rasposa. Después de obsevar esto con atención la conclusión es clarísima: merece una prenominación a la mejor voz masculina de 2009. La lista ya se empieza a llenar.
Pero también, y volviendo a lo de antes, podría ser que la clave principal del éxito fuese el indudable atractivo de Kroeger.El disco es su conjunto está muy bien, mejor que los anteriores.