Por fin llegó el día. Mister Stick Tony Levin (ex-King Crimson) abrió el concierto con su extraña música. Los estuve viendo un rato pero es que hacen una música tan abstracta que no me entra, lo he intentado pero no me entra. Eran tres músicos, Tony Levin y Michael Bernier tocaban un chapman stick cada uno, ese extraño instrumento que no acabo de entender, no sé si es que los hay de diferentes tipos, unos que suenan como guitarras y otros como bajos, pero el caso es que los dos llevaban un instrumento idéntico y sonaban completamente diferentes. El tercero era el reputado batería Pat Mastelotto, también ex-King Crimson.
Al acabar el concierto firmaron discos y pudimos sacar estas fotos, Tony Levin incluso posó para nuestra cámara.Porcupine Tree dividió su recital en dos partes muy diferenciadas. En la primera tocaron su último disco “The Incident” al completo. Nunca imaginé que lo harían. “The Incident” es uno de los discos más aburridos que he escuchado en mi vida. Supongo que, como músicos consagrados que son, publican lo que les apetece, lo que les pide el cuerpo. Alguna razón de peso habrán tenido para crear un disco así y tocarlo entero en sus conciertos. No por eso dejan de ser uno de mis grupos preferidos. Porcupine Tree son geniales, y lo demostraron en la segunda parte del concierto.
Hay algo que he aceptado ya definitivamente. Las canciones que más me gustan de un grupo nunca, repito, nunca son las preferidas de sus componentes, y por tanto, nunca, o sea nunca las tocan en los conciertos ni las incluyen en sus recopilatorios. Me he pasado decenas de conciertos en mi vida esperando que tal grupo toque esta canción o aquella, y esto nunca llegaba, en cambio todos tocan canciones que yo en mi vida incluiría en una selección de ningún tipo. En fin, lo tengo asumido ya definitivamente. No sé si es que lo hacen sólo para hacer daño o es que yo soy muy raro.
No tocaron mis favoritas pero Porcupine Tree tiene tantas canciones buenas que no importa. Tocaron a la perfección, destacaría al batería Gavin Harrison, también ex-King Crimson, todo un maestro, de lo mejor del siglo pasado y de éste, y el sonido era tan bueno que se le podían escuchar todos los toques con nitidez.
El sonido era brutal, los graves estaban potenciados al máximo, estar cerca de los altavoces era realmente peligroso, pero a una distancia media la nitidez era casi perfecta, teniendo en cuenta del volumen tan fuerte con el que tocaron. Por suerte no es un grupo de caña continua, tienen muchos ratos tranquilos y esto relaja bastante el oído y el cuerpo.
La acústica de la sala era estupenda, y la sala en sí, que no conocía, me pareció también estupenda.
Steven Wilson y sus compinches hicieron gala de sus gran calidad como músicos tocando con perfección matemática. Fueron un poco fríos con el público, lo que fue suplantado con la calidez de las luces, perfectamente (todo perfección) adecuadas a cada momento. Repasaron temas de “In Absentia”, “Deadwing” y “Fear…” con un sonido casi idéntico al del disco.
Magnífico concierto, al menos en su segunda parte, pero la próxima vez decidiré si voy a verlos después de escuchar su nuevo disco muy atentamente.
(La foto de la cabacera no es de nuestra cámara, es de otro blog, nos llamaron la atención dos veces por querer hacer fotos y las pocas que hicimos no salieron bien).
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